El ahorro es uno de los aspectos fundamentales que nos permite gozar de una buena salud financiera, ya que posibilita una mejor respuesta ante situaciones imprevistas; el logro de objetivos como la compra de un vehículo; y, en último término, tener una mayor estabilidad a lo largo de nuestra vida. A continuación, te contamos algunas formas en las que podemos invertirlo.

Cuando hablamos del ahorro, gran parte de las personas piensan automáticamente en esas cantidades de dinero que tienen guardadas en sus cuentas corrientes tras recibir los ingresos generados por sus sueldos, por ejemplo, y cumplir con las obligaciones de pago y otras necesidades, como puede ser la compra semanal en un supermercado o el pago del alquiler. Un dinero estático, en diversas ocasiones, que sirve para aumentar la capacidad de respuesta económica ante distintas situaciones inesperadas que se van planteando, pero que no evolucionan en nada más, como puede ser la avería de un electrodoméstico.

Por este motivo, muchas de ellas han pensado en destinar una parte de sus ahorros a inversiones que les permitan obtener ganancias, tras poner el dinero en circulación. Si deciden hacerlo, deberán tener en cuenta una serie de aspectos básicos. A continuación, repasamos cuáles son y su significado: 

  • Rentabilidad: es el porcentaje que refleja las ganancias o pérdidas respecto al capital invertido.
  • Riesgo: se trata el grado de seguridad de una inversión. Cuanto menor sea el riesgo, más se reducirá la rentabilidad.
  • Volatilidad: es una medición del comportamiento de un activo financiero, como puede ser una acción. Así, analiza, comparando un tiempo concreto, cómo ha evolucionado el precio; lo cual nos deja ver el riesgo que tiene la inversión. 
  • Liquidez: es la capacidad de un activo a la hora de transformarse en dinero en efectivo
  • Plazo: hace referencia al espacio temporal en el que se alcanza un determinado rendimiento. 
  • Diversificación: es uno de los términos más sonados cuando hablamos de inversiones. Se trata de una técnica que consiste en distribuir nuestro dinero en diferentes activos. De esta forma, se reducirá sustancialmente el riesgo de pérdidas. 

¿Estás pensando en invertir parte de tus ahorros? En este artículo de Finanzas para Mortales, podrás aprender 5 consejos para hacerlo.  

¿Dónde puedo invertir dinero para generar más ingresos?

Una vez vistos los aspectos que se deben considerar si se desea invertir, a continuación repasamos algunas de las opciones más populares que pueden ayudar a dar vida a nuestros ahorros. 

  • Abrir una cuenta de ahorros: es un producto bancario englobado dentro de las cuentas bancarias en el que el cliente deposita, de forma recurrente o puntual, una determinada cantidad de dinero. En función de las tasas establecidas por la entidad bancaria, esta cuantía generará unos intereses a percibir. Aunque a diferencia de las cuentas corrientes no puede tener un descubierto, coincide con estas en otros aspectos como la disponibilidad inmediata del dinero a través de una oficina o cajero. Es posible que este tipo de cuenta lleve asociadas comisiones por apertura, mantenimiento u otros supuestos derivados de la gestión de la misma.
  • Contratar un plan de pensiones: se trata de un producto a través del cual un cliente va ingresando, de manera puntual o periódica, una determinada cantidad de dinero. Con ella, los gestores realizan una serie de inversiones previamente acordadas con el fin de rentabilizar la cuantía y obtener beneficios. Cuando el beneficiario llegue a la jubilación y así lo desee, podrá ir retirando esta cantidad a través de una serie de cuotas mensuales que percibirá; es decir, a través de una renta. No obstante, si lo desea, también puede rescatar todo el capital disponible de una sola vez.  
  • Participar en fondos de inversión: en este caso las Instituciones de Inversión Colectiva (ICC) aúnan las contribuciones que realizan los inversores con el fin de que gestores profesionales los administren en distintos productos o proyectos para obtener una rentabilidad fija, variable o mixta. 
  • Obtener deuda pública: es una de las formas recurrentes mediante la cual el gobierno de un país obtiene financiación. Consiste en el préstamo de dinero por parte de un inversor a cambio de que el ente gubernamental le devuelva la misma cantidad junto a unos intereses en el plazo acordado. Estas condiciones varían en función del tipo de deuda que se adquiera: por ejemplo, en España existen, entre otros, los bonos del Estado, emitidos a largo plazo (entre tres y cinco años); o las letras del Tesoro, emitidas a corto plazo (menos de dos años).
    Dentro de los bonos, tenemos los bonos verdes: una tipología cuyo objetivo es sostenible. Así, se utilizan para conseguir financiación que se destinará al desarrollo de proyectos que ayuden a combatir, por ejemplo, los efectos devastadores producidos por el cambio climático. Este tipo de inversión incorpora criterios ASG, cuyas siglas hacen referencia a los aspectos: ambiental, social y de buen gobierno, que hacen que una inversión sea calificada como sostenible.
  • Adquirir acciones de entidades privadas: una forma de activar parte de nuestros ahorros es operando en el mercado bursátil, a través de la compra y venta de acciones –unidades en las que se divide el capital social de una organización-. Esta opción no puede ser llevada a cabo directamente por el interesado, sino que debe hacerlo a través de los servicios ofrecidos por profesionales autorizados conocidos como brókeres. Aunque todas nuestras decisiones financieras deben contar con un conocimiento previo, debido al constante cambio de las economías mundiales aquí resulta fundamental. 
  • Ser propietarios de otros activos: hay activos que pertenecen en exclusiva al mundo digital como son las criptomonedas, caracterizadas por el cifrado criptográfico que autentica su titularidad y por la gestión de las mismas a través de la tecnología blockchain. Invertir en estos activos supone un alto riesgo debido a su alta volatilidad. 
  • Comprar bienes inmuebles: cuando hablamos de la compra de bienes para invertir, generalmente nos referimos a la adquisición de inmuebles; es decir, a aquellos objetos tangibles que no pueden ser transportados de un sitio a otro. Estos son las casas, los locales, etc. Si disponemos de ahorros, podemos invertir parte de ellos en la compra de un bien inmueble que, más tarde, podamos poner en alquiler para que genere ingresos.
    Con el paso del tiempo, han surgido nuevas formas de adquirir propiedades como el crowdfunding inmobiliario, una modalidad que surgió hace algo más de una década en la que los inversores adquieren una parte del inmueble favoreciendo los proyectos de construcción del mismo. Una vez este se venda, recuperarían el dinero invertido más un porcentaje de plusvalía. Si quieres conocer más acerca del crowdfunding inmobiliario, puedes leer este artículo de Tu Futuro Próximo, el blog de Santander Consumer España. 

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