Última actualización: 11/07/2023
Las finanzas sostenibles llevan más de dos décadas entre nosotros, pero su importancia para avanzar hacia una economía global responsable no deja de crecer. Su evolución e implantación es una prioridad para las empresas y hoy los criterios ASG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza) son clave en la toma de decisiones de inversión y en la estrategia corporativa. Te contamos de qué manera actúan las compañías de forma responsable.
La economía tiene un papel muy importante en la sociedad y no puede permanecer ajena a sus necesidades y al impacto que tiene sobre ella. Uno de los desafíos más trascendentales a los que se enfrentan las personas y las empresas es el de la sostenibilidad. Es decir, a seguir con el desarrollo económico sin que esto suponga un impacto negativo en el calentamiento del planeta, mitigando el efecto devastador de la crisis climática, mientras que se reducen las desigualdades económicas y sociales y la discriminación de los colectivos más vulnerables y desfavorecidos.
Las finanzas sostenibles son fundamentales para alcanzar una economía más respetuosa con las personas y el planeta. Para lograrlo, la colaboración del sector público y el sector privado, junto a la responsabilidad individual y colectiva de los ciudadanos, es imprescindible. Consciente de ello, los sectores económicos han hecho de las finanzas sostenibles una de las principales claves para construir un futuro más próspero.
Desde una perspectiva eminentemente ética, las finanzas sostenibles se traducen como aquellas decisiones de inversión que tienen en cuenta los factores medioambientales, sociales y de gobernanza (los criterios ASG) de una actividad económica o un proyecto. En consecuencia, las empresas integran los criterios ESG, por sus siglas en inglés (Enviromental, Social and Governance), en la gestión de activos y en su estrategia empresarial. Este enfoque responde a las demandas de los clientes, empleados o inversores, que cada vez más optan por empresas que se preocupen por el impacto ambiental y social de sus operaciones. De esta forma, se contribuye a la transformación de la economía y sociedad hacia un modelo de desarrollo más responsable y se garantiza que las inversiones financieras apoyen el camino de transición hacia una economía global sostenible.
Los inversionistas utilizan mediciones como MSCI ESG Ratings, que ofrece calificaciones de ASG para poder identificar riesgos y oportunidades en relación con dichos criterios dentro de sus carteras. Para esta organización, los retos de la sostenibilidad mundial, como el riesgo de inundaciones y la subida del nivel del mar, la privacidad y la seguridad de los datos, los cambios demográficos y presiones normativas están introduciendo nuevos factores de riesgo para los inversores que pueden no haberse visto antes. Los criterios ASG aluden a una serie de factores que nos indican cómo se llevan a cabo las actividades empresariales.
¿Qué tipos de financiaciones sostenibles existen?
Cada vez hay más variedad de productos financieros que cumplen los criterios ASG, que poseen un compromiso social e impulsan el crecimiento y desarrollo sostenible:
¿Cómo elegir una inversión sostenible?
Es importante que, al invertir en productos financieros que integren los criterios ASG, tengas una visión a largo plazo, tanto en materia de rentabilidad como con el objetivo sostenible que quieres apoyar. Para ello, debes asegurarte de que tu inversión esté destinada a un proyecto que realmente busque tener un impacto positivo en la sociedad o en el medioambiente. A la hora de elegir una gestora para llevar a cabo dicha inversión, debes fijarte en que tenga experiencia en la materia, para que te guíe de la mejor forma posible. Al mismo tiempo, necesitas cerciorarte de que la propia gestora integra de forma interna los criterios de inversión responsable, siendo transparente y demostrando responsabilidad e implicación.
¿Por qué es importante invertir en finanzas sostenibles?
Alinear las inversiones de capital con los objetivos cruciales del desarrollo sostenible es fundamental para el bienestar económico, social y medioambiental. El sector financiero se encuentra inmerso en un proceso de transformación para adaptarse a las necesidades y preocupaciones de la sociedad. Este cambio ha experimentado un gran impulso en los últimos tiempos, gracias a iniciativas como la Net Zero Banking Alliance (NZBA), donde entidades como Santander, que además es miembro fundador, se comprometen a alcanzar una economía con cero emisiones netas, adaptando su cartera de productos hacia las finanzas sostenibles.
Con el mismo propósito, la Unión Europea y distintos organismos públicos han reforzado su compromiso a través de políticas basadas en la mitigación del cambio climático y en la inclusión de los grupos más desfavorecidos. Por su parte, los inversores incorporan valores éticos y ecológicos, por lo que prefieren incluir en sus carteras aquellas actividades empresariales con modelos económicos responsables con el planeta y quienes habitan en él. En definitiva, se trata de fomentar un crecimiento inclusivo y sostenible, además de contribuir a la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono.
En el caso de Santander, la actividad, la financiación y las inversiones abordan varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Además, al tener en cuenta los beneficios y los riesgos sociales y medioambientales, contribuyen a mejorar el equilibrio entre economía y sociedad.
Para ello, el Grupo pone al alcance de los grupos de interés el Sistema de Clasificación de Finanzas Sostenibles (SFCS) que sienta la metodología de Santander para clasificar productos y servicios financieros como sostenibles. Más concretamente, se refiere a la forma en la que se definen las finanzas sostenibles, sociales, verdes y relacionadas con la sostenibilidad.