Este término hace referencia a la aminoración de la carga impositiva de una persona por el cumplimiento de ciertos requisitos. Ya seas una persona física o jurídica, te contamos cuáles son las deducciones fiscales más comunes y qué se debe cumplir para poder beneficiarse de ellas.
Los impuestos que pagan los contribuyentes son una de las principales vías de financiación de los Estados. Con ese dinero, las administraciones costean parte de su propio funcionamiento e invierten en los sistemas de salud, educación, seguridad, infraestructuras u otros gastos públicos. Dentro del capítulo de la recaudación, existe un instrumento financiero diseñado para que cada contribuyente, de acuerdo con su condición económica, familiar o particular, aporte a los fondos públicos; y también un sistema para que pague menos impuestos por contribuir al cumplimiento de determinados objetivos sociales, medioambientales o económicos, entre otros. Hablamos de las deducciones fiscales.
En el contexto económico, se entiende que deducir es descontar o disminuir, por lo que este alivio económico lo que hace es restar una cantidad determinada al importe que se debe pagar al Estado en concepto de impuestos, independientemente de si trabajamos por cuenta ajena o por cuenta propia. Generalmente, la legislación tributaria de cada país o región condiciona el derecho a beneficiarse de las deducciones fiscales al cumplimiento de unos requisitos establecidos previamente. Es decir, que están regidas por la ley y deben justificarse con la documentación pertinente.
En este sentido, hay diferentes tipos de deducciones fiscales y, dependiendo de la clase de contribuyente que seamos –persona física, si se trata de un individuo, y jurídica, si es una entidad-, podremos acogernos a unas u otras. En términos generales, los Estados plantean objetivos específicos para las deducciones: desde adaptar la carga tributaria a las circunstancias personales hasta favorecer el cumplimiento de medidas económicas, sociales o medioambientales, entre otras.
En España, por ejemplo, existen deducciones de carácter estatal y autonómico (depende de la comunidad autónoma de residencia) que tienen en cuenta aspectos tan variados como si se trata de una persona con discapacidad, miembro de una familia numerosa (aquellas con tres hijos o más, o que cuenten con ese reconocimiento por otra circunstancia especial) o si se es titular de un plan de pensiones, entre muchos otros. En el caso de los trabajadores por cuenta propia, las pymes y las grandes empresas también existen deducciones para favorecer la creación de empleo, la inversión en I+D (Investigación y Desarrollo) o la utilización de energías renovables.
Como vemos, la lista de deducciones fiscales es extensa. Por ello, a continuación, te explicaremos cuáles son las más comunes.
Deducciones fiscales para personas físicas
Hay una época del año en la que solemos echar la vista atrás para pensar en el dinero que hemos ganado con nuestro trabajo u otra actividad, como con una inversión, o en algún cambio que se haya producido en nuestra situación familiar, como la llegada de un bebé. Y es que estos aspectos son importantes a la hora de beneficiarse de las deducciones fiscales vigentes en nuestro lugar de residencia.
Las más habituales orientadas a las personas físicas son:
Aunque estas son las deducciones más habituales con las que una persona física puede beneficiarse para reducir su factura fiscal en países como España, cabe recordar que existen más deducciones y que, además, las comunidades autónomas pueden mejorar o complementar las existentes a nivel estatal.
Una de las preguntas más comunes sobre las deducciones en este país está relacionada con la compra de vivienda. En este contenido de Openbank, puedes conocer si es posible desgravar la hipoteca.
Deducciones fiscales para autónomos
En términos generales, los trabajadores por cuenta propia, independientemente de su país de residencia, pueden acceder a deducciones fiscales similares. Las administraciones, tanto nacionales como regionales, buscan con estas deducciones aliviar la carga impositiva que tienen que afrontar los autónomos a la hora de ejercer su actividad profesional. Algunas de las más habituales son:
Deducciones fiscales para empresas
En el caso de las pequeñas y grandes empresas, las deducciones fiscales persiguen, generalmente, alcanzar objetivos que beneficien a la sociedad o región en la que dichas empresas operan. Es decir, las administraciones suelen ofrecer beneficios tributarios a cambio, por ejemplo, de la reducción de emisiones de CO2 en sus actividades, contribución a la empleabilidad o desarrollo sostenible, entre otros. En este sentido, destacan las siguientes tres deducciones: