Así como vamos al supermercado cuando se nos acaba la comida, imagina a tu frigorífico haciendo la compra online y pagándola con su propio monedero o tarjeta virtual. Te contamos en qué consiste esta innovación tecnológica y todo lo que puedes hacer con la revolución del Banco de las Cosas.
Sin duda, Internet es uno de los inventos más importantes de la historia. Desde su creación, en la década del 70, esta red mundial de ordenadores interconectados no ha dejado de evolucionar, hasta tal punto que hoy en día podemos hacer casi cualquier cosa a través de ella: trabajar, estudiar, jugar, comprar, vender, entre muchas otras actividades.
Justamente, una de las evoluciones de Internet es permitir la interacción no solo entre personas sino también entre las cosas. Es decir, que dos o más dispositivos conectados a la red pueden intercambiar datos sin la intermediación del ser humano. Eso es lo que se conoce como el Internet de las Cosas o IoT (Internet Of Things, en inglés).
Cuando pensamos en el IoT generalmente nos viene a la cabeza los relojes o pulseras inteligentes. Estos dispositivos cuentan con sensores que recopilan datos como la cantidad de pasos que damos en un día, la calidad del sueño, las calorías quemadas durante un ejercicio, entre otras, para luego transmitirlos al teléfono móvil inteligente u ordenador. Pero la variedad es mucho mayor: desde las bombillas que podemos controlar con un smartphone, los robots de cocina que nos notifican cuando la comida está lista o, por ejemplo, los frigoríficos que nos envían un mensaje cuando la leche o los huevos se han acabado. La lista cada vez es más grande.
Según el Cisco Annual Internet Report, en 2023 habrá más de 29.300 millones de dispositivos conectados, de los cuales un gran porcentaje estará relacionado con el hogar y el transporte. Para entender la magnitud de ese número de ‘cosas’ conectadas a Internet basta con recordar que en el mundo hay 7.900 millones de personas. Es decir que habrá más del triple de dispositivos conectados que de humanos en la Tierra.
¿Qué es el Banking of Things?
Como hemos visto, en el futuro cercano la cantidad de dispositivos con capacidad para conectarse a Internet, y gestionar y ofrecer datos no dejará de crecer. Es en este contexto donde aparece el concepto de Banco de las Cosas (Banking of Things, BoT, en inglés), una infraestructura que aprovecha la información de los dispositivos para ofrecer más y mejores servicios financieros a las personas y empresas.
Explicado de forma simple, el Banking of Things es la aplicación del Internet de las Cosas a través de los servicios bancarios. Hablamos de un escenario en el que los dispositivos puedan gestionar automáticamente transacciones financieras como parte de su propio funcionamiento. Imaginemos, por ejemplo, que tenemos una lavadora conectada a Internet en nuestra casa y que, llegado el caso, cuando está a punto de terminarse el detergente almacenado en el depósito, la propia lavadora se encarga de hacer el pedido al supermercado o tienda online. Para ello, el electrodoméstico deberá incorporar un monedero virtual con saldo suficiente o tener asociada una tarjeta bancaria.
Si en lugar de una lavadora pensamos en cualquier otro tipo de dispositivo electrónico con capacidad para gestionar sus propios recambios, reponer producto o alertar sobre el final de su vida útil y comunicarse con el fabricante para tramitar su reemplazo, entonces se convertirían al mismo tiempo en un terminal de punto de venta.
A medida que el Internet de las Cosas siga evolucionando, el Banking of Things tendrá a su disposición más herramientas para mejorar o crear servicios y productos que respondan a las necesidades particulares de cada usuario. Imaginemos, por ejemplo, el seguro de un coche que se calcule utilizando los datos ofrecidos por el propio vehículo, como la distancia recorrida, la frecuencia de uso, la ubicación de los trayectos, entre otros.
Por último, la seguridad también juega un papel primordial en el BoT. Gracias a los dispositivos con sistemas de geolocalización (smartphones o wereables como las pulseras y relojes inteligentes) será posible ayudar a combatir casos como el fraude. Bastará con cruzar los datos de ubicación del dispositivo de una persona con los del cajero o sucursal bancaria donde se está realizando una operación financiera para prevenir posibles delitos como la suplantación de identidad.