Un tren que viaja suspendido en el aire, un dron llevando pasajeros o un automóvil que se conduce solo... Aunque parezca ciencia ficción, este tipo de vehículos será realidad en los próximos años, y algunos ya tienen fecha de lanzamiento. La sostenibilidad, tecnología y seguridad serán lo primordial.
Es probable que en el momento de imaginar cómo será el mundo en el futuro, fantaseemos con coches voladores o aviones supersónicos como los que hemos visto en las películas. Y es que el transporte es uno de los temas que más expectativa despierta de cara a los próximos años, debido, entre otros factores, a la necesidad de combatir el cambio climático, pues este sector es responsable de una cuarta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, según datos de Naciones Unidas.
Además, el tráfico denso en las grandes ciudades y los accidentes durante los desplazamientos también son problemas en los que está trabajando la industria, que ha encontrado en la tecnología a su gran aliado. La inteligencia artificial, el big data, la conectividad a Internet y el uso de energías renovables son la clave para hacernos una idea de cómo podremos movernos a medio plazo.
Motores amigables con el planeta
Sin duda, la sostenibilidad y eficiencia energética marcarán el rumbo del transporte. Innovaciones como los motores propulsados por hidrógeno o los eléctricos van tomando, poco a poco, el testigo de los tradicionales de combustión fósil –gasolina y diésel-, que durante décadas han emitido grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera.
La Comisión Europea, por ejemplo, trazó un plan para reducir en un 90% las emisiones de CO2 del sector en 2050, por lo que cada vez es más común ver modelos eléctricos o de hidrógeno rodando por las calles, así como el aumento de puntos de recarga en las vías públicas o lugares de afluencia como restaurantes, centros comerciales, parques…
Coches conectados e inteligentes
El coche autónomo es una de las esperanzas para que el transporte sea más seguro, eficiente y cómodo, y la clave para que esto sea posible es la conectividad. Los fabricantes llevan años desarrollándolo e incluso se han hecho varios proyectos piloto. Uno de los más resientes fue durante los Juegos Olímpicos de Tokio, donde los deportistas utilizaron autobuses sin la asistencia de conductor para desplazarse a los entrenamientos y competiciones.
La viabilidad de este tipo de vehículos depende, en gran medida, de que puedan comunicarse con el entorno en el que se mueven, por lo que, además de utilizar inteligencia artificial para tomar decisiones de conducción, también requerirán obtener datos de los otros coches, así como de los semáforos, agencias de tráfico, estado del clima, plazas de estacionamiento y otros elementos que es preciso tener en cuenta durante los trayectos.
Los expertos en seguridad vial tienen esperanzas depositadas en los coches autónomos, ya que desaparecerían los accidentes que actualmente son ocasionados por descuido o error humano.
Trenes que parecen volar
Transportar la mayor cantidad de pasajeros a la máxima velocidad posible hasta ahora es una tarea reservada para los aviones. Sin embargo, en Japón se preparan para estrenar en 2027 un tren de alta velocidad capaz de superar los 600 kilómetros por hora, gracias a la combinación entre un diseño aerodinámico y la levitación magnética, es decir que los vagones viajan suspendidos a unos cinco centímetros de los rieles, eliminando la fricción.
Por otro lado, ingenieros en Estados Unidos pretenden desarrollar un tren que supere la barrera de los mil kilómetros por hora, con lo que podrían, por ejemplo unir Los Ángeles y Miami en apenas cuatro horas. Hoy, el mismo trayecto supera las cinco horas en avión.
Micromovilidad en las grandes ciudades
Este concepto se refiere a los sistemas de transporte liviano como los patinetes, bicicletas o motos eléctricas, diseñados para realizar trayectos cortos y aliviar el tráfico, principalmente en los centros urbanos. Aunque en la actualidad su uso ya es habitual en varios países del mundo, su potencial es tal, que la consultora estadounidense Frost & Sullivan concluyó en un análisis que esta modalidad ganará aún más protagonismo en el futuro gracias a que es económicamente asequible, seguro y cómodo.
Los drones como alternativa de transporte para los próximos años también están en una fase de experimentación. En China, por ejemplo, están probando un prototipo capaz de llevar un pasajero a 100 kilómetros por hora, 500 metros de altura y una autonomía de vuelo de 25 minutos. Se reservaría como un servicio de taxi a través de una aplicación.
Car sharing, una tendencia que crece
El coche compartido -o car sharing, en inglés- es una de las tendencias que también se ha empezado a implantar con éxito en varios países del mundo y que promete consolidarse. Esta opción de movilidad se caracteriza porque a través de una aplicación móvil el usuario dispone del vehículo de forma ocasional, es decir, cuando lo necesite. Así, el mismo coche puede ser utilizado por varias personas el mismo día, aumentando su eficiencia y reduciendo el tráfico en las calles.