Última actualización: 27/12/2022
Ahorrar, controlar los gastos, pagar deudas, ganar más dinero… Existen diferentes propósitos financieros que puedes marcarte de cara al año nuevo. Todos ellos tienen un objetivo común: ayudarte a tener una mejor salud financiera.
Con el comienzo de año es posible que apuestes por hacer más ejercicio, comer más sano o aprender un idioma nuevo como propósitos. De la misma manera, un propósito que es recurrente es el de mejorar tu economía personal. Para alcanzarlo te puedes plantear diferentes objetivos con el fin de cuidar, mejor tus finanzas o ahorrar dinero para comprar un coche, viajar, la jubilación, etc.
Tener propósitos financieros es un buen ejercicio para mantener el control de tu economía. Te ayudan a gestionar adecuadamente los recursos que tienes disponibles y a cumplir con tus objetivos de una forma organizada. Se adaptan a tus posibilidades y necesidades reales. También son útiles para que estés preparado en caso de tener que afrontar gastos imprevistos o contextos económicos desfavorables, o inciertos, que podrían afectar a tu estabilidad financiera.
Aunque la llegada del año nuevo suele ser la elegida por las personas para fijar o renovar metas, la realidad es que cualquier momento es bueno para marcarte objetivos económicos. La economía personal es la clave para poder lograr tus objetivos y garantizar tu bienestar y el de los tuyos. A continuación, encontrarás cinco propósitos que son vitales para tener una mejor salud financiera.
Ahorrar es clave
El ahorro es el primer paso para tener una situación financiera saneada. Te permite afrontar imprevistos que puedan surgir (como puede ser la rotura de un electrodoméstico) de forma más holgada, así como adaptarte a la situación económica actual y futura. El ahorro puede verse comprometido por causas macroeconómicas como una alta inflación, donde la subida generalizada de precios conlleva una disminución del poder adquisitivo de las personas. Es en esos contextos, o en otros producidos por situaciones imprevistas, en los que es de gran ayuda contar con un respaldo económico gracias a una buena gestión del dinero.
Pese a que ahorrar debería ser uno de los propósitos más importantes, también suele ser uno de los más difíciles de cumplir. Se debe, en parte, a los sesgos financieros: aquellas decisiones que toma tu cerebro automáticamente y que te empujan a gastar, buscando obtener la recompensa inmediata, antes de pensar en el futuro.
Existen pequeños cambios en los hábitos diarios que pueden contribuir al ahorro. Por ejemplo, definir cantidades específicas para el ocio con el fin de no gastar de más; realizar un presupuesto identificando entradas (ingresos) y salidas (gastos) de dinero; cancelar suscripciones a servicios innecesarios; elaborar una lista para ir al supermercado y no salirse de ella; o hacer un consumo responsable en tu hogar. En referencia a este último punto, rutinas como apagar las luces cuando no estés en una habitación, o haya suficiente claridad, adquirir electrodomésticos eficientes o reacondicionarlos, además de evitar dejar enchufados aparatos eléctricos si no los estás usando. Todos ellos son buenas prácticas para ayudar a tu bolsillo, a la economía personal y general (ante situaciones como una crisis energética) y al medioambiente.
Disminuir o eliminar las deudas
Existen bienes a los que se suele acceder, de forma general, por medio de financiación como la firma de una hipoteca para comprar una vivienda o el de un préstamo para adquirir un coche. Sin embargo, hay otro tipo de situaciones en las que se recurre a la financiación para obtener productos o servicios que no son necesarios. En ocasiones, la financiación de la compra del modelo más reciente de smartphone o de unas vacaciones se convierte en una carga económica durante un determinado periodo de tiempo, en parte debido a no haber realizado un presupuesto. Sea cual sea el motivo, lo importante para gestionar adecuadamente las deudas es tener en cuenta la capacidad de pago y estar preparado ante una posible situación adversa, como la disminución de los ingresos, un gasto imprevisto o el aumento de los intereses asociados a estos productos.
Para cumplir con el propósito de reducir las deudas, el primer paso es no acumular más obligaciones financieras y evitar recurrir a préstamos o tarjetas de crédito mientras se retoma el control de las finanzas. El siguiente paso es planificar el pago de las deudas dependiendo de la capacidad de cada uno. Para lograrlo existen alternativas, como son las de empezar por las cuantías más pequeñas o por las que representan mayores tipos de intereses.
Por último, antes de financiar algo, es recomendable preguntarte si el producto o servicio es imprescindible o si se podría comprar en otro momento. Además sirve como motivación para cuando cuentes con más dinero para hacerlo o haya una situación más favorable -como puede ser un abaratamiento de la financiación al bajar los tipos de interés.
Evitar los gastos hormiga
Existen diferentes enemigos del ahorro como los gastos que realizas diariamente casi sin darte cuenta y que puedes pensar que, debido a su pequeña cuantía, no afectan a tu salud económica. Se trata, entre otras, de compras prescindibles o innecesarias: tomar un café cada mañana al salir de casa en la cafetería, comer en un restaurante todos los días, o la suscripción a un servicio o producto que casi no usas. Al ser cantidades menores pueden pasar desapercibidas. De todas maneras, si las sumas se convierten en una parte importante de tus gastos del mes.
Para cumplir con el propósito de mantener bajo control los gastos hormiga, lo primero es reconocerlos, ser consciente de que existen, y que caes en ellos. Así, la próxima vez que vayas a realizar uno, será más fácil decidir si te conviene o no. Otra clave es hacer una lista para diferenciar entre tus necesidades, o prioridades, de tus caprichos o deseos. Puedes utilizarla, por ejemplo, para ir al supermercado y no gastar de más o en los momentos en los que se presente alguna tentación de compra innecesaria.
Generar ingresos extra
Para mejorar la salud financiera no es requisito que todos los propósitos estén orientados a las restricciones o privaciones. También es posible establecer algunos que busquen generar ingresos adicionales. Aquí cada uno tiene la posibilidad de buscar maneras con las que lograr el equilibrio con los gastos y fomentar el ahorro.
Una posibilidad es acudir a las opciones que ofrecen las plataformas de economía colaborativa. A través de diferentes aplicaciones es posible vender ropa, accesorios, electrodomésticos, y aquellos otros artículos que ya no utilices, y que podrían representar un dinero extra. De esta forma también promueves un consumo más responsable y contribuyes al cuidado del medioambiente, ya que le estás dando una segunda vida a dichos objetos.
La inversión es otra opción para cumplir con el propósito de generar ingresos adicionales. A través de acciones de distintas empresas, fondos de inversión, bonos o depósitos, entre otros productos, es posible obtener rentabilidad. En este sentido, puedes comprobar que en un escenario con intereses altos no es negativo en todos los casos: puede ser ventajoso si, en lugar de recurrir a préstamos, eres tú quien busca que tus ahorros, sin importar la cantidad, generen un rendimiento. Dichos tipos de interés elevados te beneficiarán si, por ejemplo, tienes un depósito de ahorros, ya que el banco te dará más dinero por el capital entregado.
La principal recomendación antes de invertir en uno u otro es asesorarse, pues la correcta elección depende de aspectos como el perfil del inversor, el riesgo que se esté dispuesto a asumir o las expectativas macroeconómicas.
Planificar antes de gastar
Por último, pero no menos importante, dentro de los propósitos para mejorar la salud financiera está la planificación. Así como no es recomendable gastar por gastar, tampoco se trata de ahorrar por ahorrar. Se puede poner el foco en hacerlo de una forma organizada y orientada a la consecución de objetivos. Conocer bien los ingresos y los gastos es el punto de partida para empezar a ordenar las finanzas personales.
Para que la planificación sea exitosa es necesario ser realista con los objetivos marcados pues establecer metas difíciles de cumplir puede ser contraproducente. Además es común que cause desmotivación, frustración y abandono de esos objetivos. Es recomendable, por ello, revisar cada cierto tiempo el estado de los propósitos con el fin de saber si vas por buen camino o si es necesario tomar acciones al respecto.