Ir en tren al trabajo, coger el autobús para visitar a un familiar o preferir el metro para ir a un museo: el transporte público es una forma sostenible de moverte por la ciudad, sin que el dinero en efectivo necesariamente sea tu compañero de viaje.
Cada vez más servicios permiten el pago sin contacto (contactless, en inglés) por su comodidad, rapidez y eficacia. El transporte público es uno de los que se ha unido a esta lista, permitiendo que miles de personas no necesiten llevar dinero en metálico para abonar el precio del billete.
En los últimos tiempos, ha aumentado el número de servicios de transporte público (tren, metro y autobús) que permiten el pago contactless. Una implantación que avanza sin precedentes, que beneficiará a muchos usuarios de los más de 4.200 millones que, según Statista, optarán por el transporte público en el mundo durante 2022.
Para usarlo, debemos tener una tarjeta de crédito, débito o dispositivo electrónico que cuente con la tecnología NFC (del inglés, “near field communications”), que es la que nos permite pagar de forma instantánea acercando dichos elementos al terminal de pago; y que están vinculados a nuestra entidad bancaria.
Entre los más comunes, destacan:
El pago contactless se extiende más allá de los servicios públicos de transporte, permitiendo abonar nuestras compras en establecimientos o consumiciones en hostelería, entre otros, de manera sencilla, cómoda y segura.