El mayor esfuerzo económico que hacen muchas personas a lo largo de sus vidas está relacionado con la compra de una vivienda, ya sea para residir en ella o para otros objetivos como alquilarla en un futuro y sacar una determinada rentabilidad. Pero ¿sabías que precisamente sobre ese esfuerzo hay un indicador económico? Te contamos en qué consiste.
La tasa de esfuerzo es un índice que refleja la media de años que una unidad familiar tardaría en pagar una vivienda si toda su renta se destinase a ello. Es muy popular para conocer la accesibilidad económica de los inmuebles en distintas zonas (especialmente para las comparaciones entre países o poblaciones menores como ciudades) y su cálculo es sencillo: se realiza teniendo en cuenta el precio medio de los domicilios de dicho territorio y el salario promedio anual de sus habitantes.
Por ejemplo, imaginemos que queremos conocer las diferencias que supone vivir en determinados países del mundo. Cogeríamos cada uno de los que queramos analizar y veríamos cuál es el sueldo que, de media, tienen las personas que residen allí. Más tarde, buscaríamos el precio medio de la vivienda.
Aunque, en nuestro caso, podamos tener un salario mayor o menor, o queramos una casa con condiciones distintas, con este índice podremos saber cuántos años, generalmente, deben pasar para que una persona -destinando todo su sueldo- termine de pagar la vivienda. Así, veríamos datos como los extraídos por la Comisión Europea en su estudio “Euro Area Housing Markets: Trends, Challenges & Policy Responses”, que señala a Luxemburgo como el país con mayor tasa de esfuerzo -16 años-. En casos como España o Portugal, esta cifra baja a casi 12 años.
Además de este índice, en otras ocasiones podemos encontrarnos que la relación entre el precio de la vivienda y los ingresos se representa a través de porcentajes que, como en el anterior caso, también nos permite ver las diferencias entre naciones. Según Statista, en geografías como Estados Unidos este porcentaje alcanza un 126,2%; en Chile, un 123,9% o en Reino Unido, un 116,1%.
En cualquier caso, estas cifras cambian a lo largo del tiempo debido a que sus variables -los sueldos y los precios de las viviendas- también lo hacen por causas como la situación económica del país, la oferta y la demanda; u otras extraordinarias como una pandemia, etc.
¿Qué es el bienestar financiero?
Es la satisfacción que sentimos cuando tenemos un balance económico saludable entre los ingresos, gastos, ahorros y deudas.
Tasa de esfuerzo: de la teoría a la práctica
Efectivamente, si nos preguntamos si la tasa de esfuerzo se puede aplicar a la vida real, la respuesta es no. Aunque este índice nos valga para comparar zonas y ver la accesibilidad, a nivel económico, que supone vivir en cada una de ellas, no es posible que ocurra.
El motivo es porque requiere que todo el sueldo, anualmente, se invierta en exclusiva al pago de la vivienda; algo que sería insostenible, ya que para vivir necesitamos destinar dinero a otros ámbitos como la alimentación, el pago de facturas o el transporte, además de reservar una parte para el ahorro y así aumentar nuestro bienestar financiero.
Por tanto, no podríamos dedicar el 100% de los ingresos a este fin; de hecho, lo recomendable es que el pago de la hipoteca o el alquiler no exceda el 30%.