El mundo empresarial ha sufrido una metamorfosis sin precedentes con motivo de la digitalización. Los avances tecnológicos en la era virtual han puesto aspectos como la escalabilidad en el epicentro de la visión de muchos negocios, aumentando la popularidad de términos como “startup” y “scaleup”. A continuación, descubrimos en qué consisten y cuáles son sus características principales.
Las tecnologías de la información y comunicación (también conocidas por sus siglas TIC) han abierto frente a nosotros un universo de enormes posibilidades: cada vez es más rápido y sencillo interactuar con otras personas y empresas, sin que las barreras geográficas supongan un impedimento.
Este progreso ha estimulado el emprendimiento, surgiendo empresas cuyos bienes y servicios están enfocados precisamente al uso de las nuevas tecnologías: nos estamos refiriendo a las startups. Estas se caracterizan, entre otros aspectos, por ser empresas emergentes enfocadas a la innovación en diferentes sectores -por ejemplo, en el financiero están las fintech-. En consecuencia, no cuentan con un recorrido significativo en el tejido empresarial como pueden tener las pymes -pequeñas y medianas empresas-, pero, a diferencia de estas, pueden tener un alcance más allá de lo local; los costes son menores; y la financiación, generalmente, proviene de inversiones de terceros.
Un rasgo particular de una startup también es que buscan incrementar su tamaño e ingresos en tiempos menores. En este deseo de expansión, muchas de ellas pueden llegar a ser scaleups. Por tanto, son términos que guardan una estrecha relación entre sí, pero que también cuentan con diferencias significativas: