Compras en alimentación, repostaje en gasolineras, regalos para cumpleaños… A diario adquirimos productos y servicios por recomendación, costumbre o curiosidad. Sin embargo, el precio es uno de los aspectos que consideramos en primer lugar para ahorrar y tener una mejor salud financiera. A continuación, descubrimos cómo el “cashback” puede ayudarnos.
El cashback es un término inglés que se puede traducir como “dinero de vuelta” y, popularmente, se usa en dos casos. El primero de ellos, denominado cashback tradicional, consiste en que una persona que quiere sacar dinero en efectivo de su cuenta bancaria pueda hacerlo sin acudir a un cajero automático o sucursal: basta con que vaya a un establecimiento (supermercado, gasolinera, etc.) que cuente con este servicio y lo pida al momento de pagar su compra. Este importe se sumará al precio a abonar. Así, el cliente pagará con su tarjeta bancaria y el dependiente le entregará la cantidad solicitada en efectivo junto al resto de su compra.
Por ejemplo, imaginemos que vamos a una tienda de ropa y necesitamos dinero en metálico. Cuando nos dirijamos a la caja para pagar, le indicaremos a la persona que vaya a realizar el cobro que queremos sacar 20 euros en efectivo, además de comprar una camiseta que cuesta 10 euros. El dependiente nos cobrará 30 euros que abonaremos con nuestra tarjeta de crédito y nos dará la camiseta y los 20 euros en metálico.
Esta metodología está aumentando su notoriedad en los últimos tiempos. De acuerdo con un estudio realizado por el Banco Central Europeo (disponible en inglés), en la eurozona un 2% de los ciudadanos opta por ella.
Por otro lado, cuando hablamos de cashback, podemos referirnos también a los programas de fidelización o recompensas en cashback que ofrecen algunas empresas y que explicaremos a continuación.
Programas de recompensas: ¿en qué consiste y cómo podemos realizar el “cashback”?
Los programas de recompensas en cashback son técnicas de fidelización a través de las cuales una web o aplicación especializada, una entidad bancaria o una emisora de tarjetas reembolsa al usuario un porcentaje de las compras que realice en determinados establecimientos. En muchos casos, sobre todo en los portales web y apps, suele ser un requisito imprescindible hacer la compra a través del enlace que se muestra en sus plataformas para que se aplique el ahorro.
Pongámonos en la situación de que hemos decidido emprender un negocio de diseño gráfico y necesitamos comprar un ordenador portátil adecuado para ello. Después de comparar precios, vemos que uno encaja con lo que estamos buscando, así que decidimos adquirirlo. Para ello, nos metemos a nuestra aplicación de banca online y en la sección de promociones y descuentos vemos que efectuando la compra con nuestra tarjeta de crédito nos ahorramos un 5% de descuento a través del cashback.
En este sentido, la forma de devolución depende de las condiciones que establezca la organización que la realice. Las más comunes suelen ser tres: a través de un programa por puntos, en el que el usuario los acumulará y, posteriormente, podrá canjearlos por otros artículos; por dinero, ingresado en su propia cuenta bancaria –generalmente por transferencia bancaria-; o mediante un cheque regalo, que debe ser usado en la propia plataforma.
Gracias a este modelo de negocio, las webs, apps especializadas, entidades bancarias o emisoras de tarjetas podrán disfrutar de ventajas como:
Por su parte, los clientes podrán beneficiarse al ahorrar dinero en sus compras: el reembolso de una pequeña cantidad del precio que pagan volverá a ellos, por lo que realmente el coste por unidad es menor del fijado inicialmente.
¿Quieres saber cómo ahorrar en tu día a día, por ejemplo, cuando echas gasolina? Descúbrelo en este artículo de Finanzas para Mortales.