Las habilidades duras (“hard skills”, en inglés) son las destrezas que adquirimos gracias a nuestra formación académica y nuestra experiencia profesional. Potenciar nuestra aptitud con las actitudes que reflejan las soft skills” o habilidades blandas nos ayudará a tener un perfil más atractivo para las empresas. 

Katia es una profesional del ámbito de los recursos humanos desde hace más de una década. Hace tres años se incorporó a una pyme tecnológica enfocada a optimizar los campos de cultivo, a través de dispositivos que funcionan con energías renovables; y lidera el departamento de Talento y Cultura Organizativa.

Actualmente se encuentra en búsqueda de una persona que tenga formación universitaria en ingeniería eléctrica y una experiencia, de al menos dos años, en proyectos relacionados con la eficiencia energética de grandes infraestructuras. Es necesario que se desenvuelva con facilidad en inglés, ya que el equipo trabaja con colaboradores internacionales; y también es deseable que domine la ofimática y algún programa de bases de datos para interpretar la información y así, elaborar propuestas de mejora. 

Todos estos criterios hacen referencia a las habilidades duras de los candidatos, es decir, a aquellos conocimientos y experiencia adquiridos gracias a carreras universitarias, cursos, estancia en otros países, etc. Sin embargo, las personas interesadas en la vacante deberán enriquecer sus “hard skills” con las “soft skills”; en otras palabras, sus aptitudes con actitudes que enriquezcan un entorno laboral como el interés por el trabajo en equipo, las dotes comunicativas o la adaptabilidad al cambio. 

¿Cuáles son las “hard skills” más demandadas?

Debido a las nuevas tecnologías, el mercado laboral se ha convertido en un escenario en continuo cambio. Según el Informe sobre el Futuro del Empleo 2020 del Foro Económico Mundial, en 2025 más del 80% de los negocios impulsarán planes de digitalización, haciendo que la automatización forme parte de 85 millones de empleos en el mundo. 

Esta investigación también centra el foco en la importancia del upskiling y el reskiling en el panorama actual para impulsar una empleabilidad que, según el Informe “Las Perspectivas de Empleo 2021” de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD), ha sufrido un duro golpe por la pandemia provocada por la covid-19. La organización estima que 114 millones de puestos de trabajo se han perdido en el mundo durante 2020. 

En consecuencia, la corriente techie se presenta como el epicentro de las habilidades duras más solicitadas en los últimos tiempos: 

  • Análisis de datos: requiere la capacidad de recopilar, estudiar y obtener información valiosa para la toma de decisiones, partiendo de grandes volúmenes de datos. 
  • Blockchain: los expertos en esta tecnología puntera trabajan posibilitando la transferencia de datos y capitales de forma segura, a través de la codificación y encriptación. 
  • Cloud computing: los profesionales de la nube buscan formas eficientes de administrar infraestructuras de almacenamiento de la información. Esto permite disponer de ella en cualquier momento y lugar. 
  • Ciberseguridad: estar protegidos dentro de la red es tan importante como estarlo fuera de ella. Esta habilidad ha incrementado aún más su demanda debido al aumento de prácticas fraudulentas como el phising
  • Programación web: el comercio electrónico ha abierto un mundo de posibilidades a los negocios, especialmente a aquellos pequeños que ahora ven como las fronteras para llegar a otros públicos y zonas geográficas se disipan. Para lograr construir un sitio web adecuado y robusto, la programación resulta fundamental. 

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