Si vertemos agua en un vaso o una botella, esta sustancia es capaz de adaptarse y tomar la forma del recipiente. En la actualidad ocurre lo mismo con los entornos laborales, que han dejado de ser sólidos para convertirse en líquidos y adaptarse así tanto a las necesidades del empleado como de la empresa.
Trabajar es una de las actividades más antiguas de la historia. La necesidad de contar con alimento de forma permanente hizo que el ser humano desarrollara hace más de 10.000 años técnicas como la agricultura. Desde entonces, el trabajo ha sido nuestra principal forma de subsistencia y su papel es fundamental para el desarrollo de la sociedad. Sin embargo, el concepto de trabajo ha evolucionado con el paso del tiempo hasta tal punto que las generaciones actuales consideran diversos aspectos que van más allá de la mera necesidad de subsistir.
Pero si el trabajo es una labor que hemos hecho durante miles de años para sobrevivir, ¿a qué se debe ahora el cambio de idea? En 1999, el sociólogo polaco Zygmunt Bauman utilizó el término “modernidad líquida” para describir cómo la sociedad se transforma debido a los cambios constantes y, al igual que los líquidos, se adapta a las nuevas circunstancias, dejando atrás las estructuras e ideas fijas del pasado. De ahí viene el concepto de trabajo líquido.
¿Qué es el trabajo líquido?
Tradicionalmente, la idea del trabajo ha estado relacionada con la realización de un oficio a cambio de un salario fijo, con horarios y funciones establecidas, y con la posibilidad de desarrollar la carrera profesional en un mismo sitio hasta el momento de la jubilación. Es decir, un modelo sólido y con pocos cambios. Pero con la irrupción de la tecnología, las relaciones laborales han empezado a cambiar, y ahora cobra más importancia para los trabajadores aspectos como la movilidad geográfica, la flexibilidad horaria o la autonomía para realizar las labores encomendadas, mientras que las empresas valoran más que la gestión del talento sea capaz de adaptarse a los cambios constantes del mercado y contribuya a cumplir con los objetivos. A este modelo se le denomina trabajo líquido.
Las tres características del trabajo líquido
Ya sea que como profesionales estemos interesados en trabajar bajo esta nueva modalidad o que formemos parte de una organización que la quiera implementar, existen tres características principales que definen si un entorno laboral es líquido o no:
¿Cómo ser un trabajador líquido?
Ahora que conocemos un poco más sobre esta nueva modalidad, puede resultar interesante saber cómo aprovecharla. Para ello es necesario considerar, principalmente, dos cuestiones: