Este término surge de la unión de los conceptos “estancamiento” e “inflación” y constituye uno de los momentos críticos que se pueden dar en una economía. Aunque se trata de un fenómeno que no ha ocurrido en muchas ocasiones, es necesario que conozcamos en qué consiste y cuáles son sus causas y consecuencias.
La estanflación es una coyuntura económica que se deriva de una situación en la que hay una inflación muy alta y la economía está estancada. El primer factor supone que, de manera general, los precios sufren un importante aumento, lo cual hace que el poder adquisitivo de los ciudadanos se reduzca. En otras palabras, tienen una menor capacidad de compra y de ahorro: imaginemos que antes una persona iba a hacer la compra semanal y adquiría siempre los mismos productos por 50 euros; ahora esa cesta de productos valdrá mucho más por lo que, con los 50 euros de presupuesto, no podrá comprar todo.
La evolución de los precios se observa a través de índices como el de Precios al Consumo (más conocido por sus siglas, IPC) en el cual se analizan los valores de productos y servicios más representativos consumidos por las unidades familiares de un determinado país. En este sentido, dentro de la Unión Europea, también podemos ver las diferencias entre naciones con el IPCA -el Índice de Precios al Consumo Armonizado-. Si la evolución, durante un periodo de tiempo prolongado es al alza, reflejada a través de los índices, estaremos ante una alta inflación.
Por otro lado, cuando hablamos de economía estancada, nos referimos a un supuesto en el que el crecimiento económico es nulo o en porcentajes excesivamente bajos, motivado, entre otros, por un alto desempleo, una bajada del Producto Interior Bruto (PIB), etc. En una situación de estancamiento los salarios tampoco aumentan.
El papel de los bancos centrales y gobiernos para evitar situaciones como la estanflación
Los bancos centrales de un país o grupo de países son las instituciones públicas que, entre otras funciones, buscan estabilizar los precios a través de políticas monetarias. Para ello, cuentan con métodos como la fijación de los tipos de interés.
Por su parte, un Gobierno es el encargado de controlar y administrar un Estado. A través de instrumentos como los impuestos, logran una recaudación que usarán, entre otros, para desarrollar las actividades del sector público. Es lo que conocemos como gasto público.
¿Cuáles son las consecuencias de la estanflación?
Aunque sea una situación anómala, a lo largo del tiempo sí que se han llegado a producir estas coyunturas económicas. El ejemplo a nivel internacional más representativo fue la crisis del petróleo en la década de los setenta, provocada por un embargo petrolífero por parte de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) a aquellos países occidentales que habían apoyado a Israel durante la Guerra de Yom Kippur, en su lucha contra Siria y Egipto por intereses geopolíticos.
La retención del crudo ejerció tal presión que, finalmente, las naciones firmaron un armisticio; derivando en un levantamiento de la medida en marzo de 1974. Sin embargo, las consecuencias del conflicto ya habían agudizado las brechas socioeconómicas como la paralización de mejoras salariales a las personas ocupadas e incrementos de las tasas de desempleo, lo cual originó una reducción de los ingresos de los ciudadanos -quienes limitaron su consumo privado-; y, por tanto, de su poder adquisitivo.
Con el fin de no llegar a una situación de estanflación como esta, las autoridades competentes toman distintas medidas económicas, monetarias y fiscales que, en muchas ocasiones, pueden llegar a ser contrarias entre sí. El reto es que no existe una fórmula mágica que regule la economía: lo que permite estimular el crecimiento económico (por ejemplo, bajar los tipos de interés por parte de los bancos centrales o aumentar el gasto público por parte de los gobiernos, etc.) puede hacer subir la inflación y viceversa (a través de decisiones como incrementar la presión fiscal o un endurecimiento de la política monetaria demasiado rápido de los bancos centrales). Así pues, dichas autoridades deben encontrar un equilibrio entre todas las medidas.