Este indicador financiero representa el coste adicional que debe asumir un país o una empresa para conseguir la financiación que necesita. Cuanto menor sea la confianza de los inversores, mayor será la prima a pagar.
La prima de riesgo cobra mayor protagonismo en épocas de incertidumbre económica, siendo la confianza un concepto clave en este contexto que nos permite entender cómo funciona este indicador económico. Te lo explicamos con un ejemplo muy claro. Imagina que hay dos negocios que requieren financiación. Uno es una tienda que cada día cuenta con más clientes, no tiene deudas importantes, sus ingresos cubren los gastos -incluso, dejan beneficios cada mes-, y su dueño está buscando un inversor para abrir el segundo local. El otro negocio, en cambio, no consigue ampliar la clientela, tiene facturas atrasadas a varios proveedores, los gastos son mayores que los ingresos y su propietario requiere financiación para sanear las cuentas y relanzar la tienda. ¿Cuál de los dos negocios te genera más confianza? ¿Con cuál crees que arriesgarías más tu inversión?
Como vemos, probablemente el dueño de la primera tienda no tendrá mayores problemas para encontrar la financiación que necesita, y además contará con unas buenas condiciones, mientras que el de la segunda deberá ofrecer una “recompensa” económica mayor para llamar la atención de los inversores y que asuman el riesgo. A ese sobrecoste que debe pagar el dueño de la segunda tienda se le conoce como prima de riesgo.
¿Qué es la prima de riesgo de un país?
Cuando los países necesitan financiarse recurren a mecanismos que les permiten obtener dinero de particulares, empresas o de otros países a través de la emisión de deuda pública. Sin embargo, si los inversores no tienen confianza en la economía del país, más difícil será para este encontrar el capital y -al igual que con el ejemplo de la segunda tienda- deberá aumentar la rentabilidad para que sea más atractiva para los inversores, pues estos asumen, en principio, más riesgo.
Volviendo al escenario de incertidumbre económica, si un país está endeudado y pide más dinero para pagar sus gastos, los inversores entienden que, en un contexto adverso, a dicho país le resultaría más difícil devolver esos recursos. Es por eso por lo que piden más por el capital prestado.
¿Cómo se calcula la prima de riesgo?
La prima de riesgo se obtiene tras comparar la tasa de interés que paga un país en concreto con la tasa de interés de un país con una situación financiera saneada y una economía estable. En Europa, el bono a 10 años de Alemania es el que se toma como referencia, pues se entiende que su economía es la más estable y de menor riesgo de la región, y eso se ve representado en los intereses más bajos. Finalmente, el resultado obtenido de la comparación se multiplica por 100 para ser expresado en puntos básicos. Veamos un ejemplo de cálculo.
Si un país paga tasas de interés del 4,5% a sus inversores y Alemania paga el 1% entonces se resta el interés alemán al del país en cuestión: 4,5% – 1% = 3,5%. El resultado se multiplica por 100, como hemos dicho anteriormente, por lo que, en este caso, la prima de riesgo del país sería de 350 puntos básicos (3,5 x 100). En términos generales, entre 0 y 400 puntos básicos se considera un rango normal, mientras que si la prima supera los 400 puntos entonces se interpreta que es demasiado elevada y que la economía del país está comprometida, por lo que será necesario tomar medidas.
La operación es similar si lo que queremos conocer es la prima de riesgo de una empresa, pues al interés ofrecido por dicha entidad se le resta el de referencia, es decir, el de la empresa más rentable, el del sector o el coste de financiación del gobierno.
¿Cómo afecta a los consumidores que suba la prima de riesgo?
Hasta este punto, ya sabemos que si sube la prima de riesgo es un síntoma de que los inversores tienen dudas sobre la capacidad de un país a la hora de hacer frente a sus deudas.
En este contexto, al Estado le cuesta más conseguir dinero para financiarse, pues paga un interés mayor por su deuda. Esto se traduce en la necesidad de llevar a cabo importantes ajustes, que van desde recortes en el gasto hasta el incremento de los impuestos para aumentar la recaudación. Todo lo anterior, lastra la economía y produce una reacción en cadena que puede afectar al empleo, la inversión, el precio de los productos, el consumo, los salarios, etc.