Sesiones formativas que tienen como objetivo facilitar la educación financiera básica para la inclusión de personas privadas de libertad. Eso es Finanzas para Mortales-Justicia Educativa, el programa de Banco Santander en el que han participado José Alberto, Cándido y Ángel, tres internos del Centro Penitenciario de Burgos que han descubierto, entre otras cosas, todas las posibilidades que ofrece la banca digital.
Se llaman José Alberto, Cándido y Ángel. Los tres tienen en común que un día la vida les llevó al Centro Penitenciario de Burgos. Los tres tienen en común sus ganas de aprender, ampliar sus conocimientos y estar preparados para el día en el que se reincorporen a la sociedad. Por eso, entre las múltiples actividades que desde la dirección del centro les ofrecen, decidieron participar en el programa Finanzas para Mortales- Justicia Educativa y pasaron a formar parte de las más de 75.000 personas que solo en 2021 se beneficiaron de las actividades de educación financiera desarrolladas por Finanzas para Mortales (FxM).
Porque este proyecto desarrollado en colaboración con Instituciones Penitenciarias, se engloba dentro de las iniciativas con las que Banco Santander busca lograr que los colectivos financieramente más vulnerables – niños y adolescentes, personas mayores, con discapacidad, emprendedores sociales y colectivos en riesgo de exclusión social- comprendan mejor la cultura financiera y económica actual con un claro objetivo inclusivo. Y es que Banco Santander mantiene el firme compromiso de empoderar financieramente al menos a 10 millones de personas entre 2019 y 2025 en todos los países en los que opera.
El programa consta de varias sesiones formativas que facilitan formación financiera básica a las personas privadas de libertad, dotando a internos e internas de los conocimientos económico-financieros suficientes que les permitan tomar decisiones personales y familiares sobre sus finanzas cotidianas de forma responsable e informada.
José Alberto, Cándido y Ángel, internos del Centro Penitenciario de Burgos, junto a José María Sáinz-Pardo, voluntario de Banco Santander
Sesiones en las que cada uno de ellos ha participado por un motivo diferente, aunque con algo en común: no quedarse atrás en lo que a las posibilidades que la banca digital nos brinda, y prepararse para un futuro que se vislumbra con una vida fuera de prisión. Los tres están convencidos de que este tipo de iniciativas son necesarias para no quedarse aislados, para seguir sintiendo que forman parte de la sociedad. También para empezar a imaginar cómo será su vida dentro de unos años, como en el caso de Ángel, que gracias a su trabajo en la panadería del Centro Penitenciario ha descubierto que quiere dedicarse a ello y montar su propio negocio. Y ha sido precisamente José María Sáinz-Pardo, voluntario de Banco Santander para impartir estas sesiones, quien le ha brindado la posibilidad de tener una primera toma de contacto con lo que espera que algún día pueda convertirse en su modo de vida.
En la necesidad de este tipo de acciones organizadas por empresas como Banco Santander también coincide Elena Ramos, directora del centro que se convirtió en el primero en estrenar este programa de educación financiera, donde la acogida ha sido espectacular y al que ya se han sumado varios centros penitenciarios de toda España con resultados igual de satisfactorios.