13/01/2025
Alonso Cervera
Director General Adjunto de Estudios, Asuntos Públicos y Comunicación
La economía mexicana se enfrenta a desafíos significativos en 2025, pero también a oportunidades para atraer más inversión extranjera y mejorar el nivel de vida.
Diversos factores, mayormente de carácter transitorio, resultarán en una desaceleración de la actividad económica en el país.
En 2025 la economía mexicana podría tener una expansión de entre 0,5% y 1% marcada por un contexto con desafíos relevantes. Entre ellas, la necesidad de reducir el déficit público, vía gasto público, para fortalecer la sostenibilidad de las finanzas públicas. Por otro lado, México deberá seguir navegando el periodo de incertidumbre respecto a las decisiones de inversión abierto tras las elecciones en Estados Unidos y la nueva Administración.
Para los años posteriores se anticipa una aceleración gradual del crecimiento, apuntalada por una serie de elementos estructurales. Los fundamentos de la economía mexicana son sólidos e incluyen cuentas externas con desbalances reducidos, un sistema bancario ampliamente capitalizado, una razón de deuda pública a PIB moderada en términos comparativos, así como un banco central autónomo y claramente enfocado en combatir la inflación.
La reconfiguración de las cadenas globales de producción puesta en marcha en años recientes ha resultado beneficiosa para el país. Desde 2023, México se convirtió en el principal exportador a Estados Unidos, destino que representa el principal mercado de consumo del mundo.
La intensificación de ese proceso en el futuro cercano, con la segunda administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, abrirá nuevos retos para la economía mexicana, como ya sucedió entre 2017 y 2021.
Pero también traerá oportunidades para las empresas del país, a causa de las fuertes complementariedades que existen entre los sectores industriales de Estados Unidos y de México. Los dos países comparten lazos comerciales profundos, por medio de los cuales México continuará beneficiándose del traslado de actividades productivas desde otras regiones del mundo hacia Norteamérica.
En el escenario central, la inflación anual continuará reduciéndose a lo largo del 2025, a una velocidad menor que en 2024, pero acercándose a la meta del banco central. Lo anterior permitirá que las tasas de interés sigan disminuyendo, inclusive con una frecuencia mayor a la reducción de tasas de interés que implemente la Reserva Federal en EE. UU.
En ese entorno de reducciones de la inflación y las tasas de interés, así como de un mercado laboral aún sólido, anticipamos que el consumo privado será el principal motor de crecimiento económico en 2025. En el medio plazo, sin embargo, la demanda externa y la inversión deberán ser los principales factores para apuntalar el crecimiento de la economía a tasas más elevadas y de forma más sostenida.