La reconfiguración de los bloques comerciales tradicionales plantea importantes desafíos a las compañías con presencia global, aunque también abre oportunidades para rediseñar cadenas de suministro, forjar nuevas alianzas y construir negocios más sostenibles.
Mucho antes de que EE. UU. anunciara nuevos aranceles a la importación, los líderes empresariales más clarividentes ya se estaban preparando discretamente para un nuevo orden en el comercio global. Sin embargo, la magnitud de las medidas anunciadas ha intensificado la preocupación sobre su impacto tanto en la economía mundial como en las finanzas corporativas.
En un entorno geopolítico volátil, un número creciente de empresas ha comenzado a implementar estrategias y tecnologías orientadas a reducir costes y hacer que sus cadenas de suministro sean más ágiles y resilientes frente a posibles disrupciones.
Incluso antes del anuncio de los nuevos aranceles, cerca del 80% de los CEO globales ya planeaban realizar cambios significativos en sus cadenas de suministro, según la encuesta C-Suite Outlook 2025 del Conference Board, realizada entre 1.700 altos ejecutivos de grandes empresas en América del Norte, Europa, Asia y América Latina. Se trata de un aumento considerable respecto al año anterior.
En general, los cambios se orientan principalmente al uso de tecnología digital, incluida la inteligencia artificial (IA), para supervisar y mejorar el funcionamiento de los procesos, aunque en Estados Unidos la atención se centra sobre todo en diversificar los proveedores.
Observamos que muchas empresas están respondiendo a la mayor incertidumbre desarrollando una base de proveedores más diversificada. Esto puede mitigar el riesgo de interrupciones, pero también conlleva desventajas: pasar de un socio de confianza, con el que se ha logrado una buena capacidad de negociación, a establecer nuevas relaciones con múltiples proveedores.
Bobo señala que las empresas se enfrentan a una fase de transición compleja, en la que los corredores comerciales se están ensanchando, y donde la regionalización y el nearshoring —apostar por proveedores cercanos a las operaciones centrales— se consolidan como tendencias clave.
Gestionar cadenas de suministro más fragmentadas se ha vuelto cada vez más complejo, lo que requiere herramientas digitales y tecnologías como la IA para obtener información en tiempo real y tomar decisiones basadas en datos de forma oportuna.
Las empresas necesitan acceso a financiación tanto para invertir en digitalización como para cubrir mayores necesidades de capital circulante. Además, es posible que deban negociar nuevas condiciones de pago con proveedores que podrían solicitar garantías o mecanismos de pago respaldados por bancos. “Antes del anuncio de los aranceles hubo un gran aumento de inventarios, ya que muchas empresas hicieron acopio para evitar el encarecimiento de los productos, lo que afecta al balance y al capital circulante”, apunta Bobo. “El poder de negociación también está cambiando, lo que añade más complejidad.”
Para hacer frente a estos desafíos y aprovechar las oportunidades que ofrecen los nuevos patrones del comercio internacional y la transformación de las cadenas de suministro, las empresas deben estar en buena forma financiera y operativa.
Algunas están optando por acortar sus cadenas de suministro y reducir costes eliminando intermediarios y apostando por modelos de venta directa al consumidor, con el comercio electrónico como pilar central de muchas de estas estrategias.
Aún es pronto para medir el impacto total de los aranceles recientes y los que están por venir. No obstante, la OCDE advierte de que la combinación de aranceles, presiones inflacionistas y tensiones geopolíticas podría ralentizar el crecimiento global al 3,1% en 2025 y al 3,0% en 2026.
A pesar de ello, hay motivos para mantener la calma. Se espera que el crecimiento continúe, tanto en términos del PIB global como del aumento del valor del comercio mundial. De hecho, datos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) muestran que dos tercios del comercio internacional se realiza sin aranceles.
El comercio global alcanzó un récord de 33 billones de dólares en 2024, con un crecimiento del 3,7%. Y según previsiones de DHL, el volumen de comercio mundial aumentará a una media anual del 3,1% entre 2024 y 2029.
Históricamente, el comercio internacional ha demostrado una notable resiliencia frente a los aranceles. Tras las principales subidas arancelarias de 2018 y 2019, el comercio se desaceleró solo un año antes de volver a crecer de forma constante entre 2019 y 2022.
A la par, cobran fuerza nuevas iniciativas de libre comercio. Se están firmando o renegociando acuerdos comerciales en varias regiones del mundo que contrarrestan las políticas proteccionistas y abren nuevas oportunidades para abaratar importaciones, exportaciones e incentivar inversiones en ubicaciones estratégicas.
Entre los avances más destacados figura el acuerdo de asociación entre la UE y Mercosur, firmado en diciembre de 2024, que abre la puerta a intensificar los flujos comerciales e inversiones entre los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y los 27 miembros de la UE, abarcando un mercado combinado de casi 750 millones de personas.
Incluso varias negociaciones comerciales bilaterales y multilaterales que llevaban años estancadas se han reactivado con gobiernos decididos a alcanzar acuerdos rápidos. India, la quinta economía mundial, lidera esta ofensiva. Ha reanudado conversaciones de libre comercio con el Reino Unido y Nueva Zelanda, y prevé cerrar un acuerdo con la UE este mismo año. Todo ello después de haber firmado un acuerdo de libre comercio por valor de 100.000 millones de dólares con los países de la EFTA (Noruega, Suiza, Islandia y Liechtenstein) en diciembre de 2024.
El Reino Unido, por su parte, acaba de convertirse en el primer país europeo en incorporarse al Acuerdo Integral y Progresivo de Asociación Transpacífica, formado por 11 países —entre ellos Japón, México, Australia y Vietnam— que en conjunto representan el 15% del PIB mundial.
África también está impulsando la expansión de su Área de Libre Comercio Continental Africana, una de las mayores del mundo, que abarca 55 países y 1.400 millones de personas.
Más allá de los nuevos acuerdos, se observa un auge del comercio intra-regional. Por ejemplo, los datos de transporte marítimo revelan que por cada siete contenedores que salen de Asia, otros ocho circulan dentro del propio continente.
Bloomberg identifica cinco países como ‘conectores económicos’ clave por su capacidad para atraer flujos comerciales e inversión: Vietnam, Polonia, Marruecos, Indonesia y México. Según el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, estos países comparten cuatro características: capacidad industrial competitiva, acceso indirecto a grandes mercados, proximidad geográfica, cultural y política a grandes potencias rivales, y uso de zonas económicas especiales.
Sin embargo, conviene analizar con serenidad la posición estratégica de estos países a la luz del posible efecto de los nuevos aranceles estadounidenses.
Aunque las últimas turbulencias globales han incrementado la incertidumbre, también surgen nuevas oportunidades prometedoras para países y empresas con ambición y visión de futuro.