En los últimos años, han surgido cientos de profesiones en distintos sectores, estimuladas en gran parte por las nuevas tecnologías, con el fin de satisfacer las necesidades de una sociedad cada vez más cambiante y digital. Sin embargo, estas ocupaciones laborales no han venido solas; las han acompañado innovadoras perspectivas como el coworking. A continuación, te explicamos en qué consiste.
Conocemos el coworking como un espacio compartido -físico o virtual- donde profesionales individuales como autónomos, empresarios o empleados que cuentan con la modalidad parcial o total de teletrabajo, así como pymes o startups pueden desarrollar su actividad.
Este concepto ha sufrido una evolución sin precedentes hasta convertirse en un éxito. En la actualidad, es una de las opciones preferentes frente a las oficinas convencionales para aquellos que solo necesitan un ordenador y conexión a Internet para trabajar.
Según un estudio publicado por Statista, alrededor del mundo hay más de 23.000 espacios de coworking. En ellos, los usuarios pueden disfrutar de las siguientes ventajas:
No obstante, no todos son puntos positivos. Entre los inconvenientes más reseñables, podemos mencionar la disminución o falta de privacidad si se trata de temas sensibles o confidenciales, ya que los profesionales de alrededor no pertenecen a la misma organización; los horarios, que en algunos casos suelen ser más rígidos en términos de apertura y cierre, condicionando la jornada laboral; o las distracciones provocadas por el incremento de estímulos presentes en espacios abiertos.
Work Café Santander, nuestra apuesta por el coworking
Work Café es un espacio que combina todos los servicios de una sucursal bancaria con aquellos que ofrece el coworking. Esta iniciativa, que nació en Santander Chile, rápidamente creció a nivel internacional, estando presente en otros países de América como Estados Unidos, Brasil, Argentina y México, y de Europa como España, Polonia, Portugal y Reino Unido.
¿Qué tipos de coworking hay?
Los espacios coworking, a pesar de perseguir el mismo objetivo, pueden ser muy distintos. Aunque no hay una clasificación predeterminada, podemos encontrarnos con diferentes clases. La primera de ellas es la conocida como general, en la que profesionales y empresas diversos sectores cuentan con un espacio fijo para desarrollar su actividad, es decir, tienen un puesto concreto. Esta particularidad los diferencia del coworking flexible, una tipología donde los usuarios de este servicio no tienen un puesto determinado y solo asisten en momentos puntuales. Suele ser la opción favorita si hablamos de actividades profesionales que requieren mucha movilidad por reuniones, viajes, etc.
No obstante, en ambos casos estamos hablando de un espacio específico de coworking, pero esto no tiene por qué ser así. El tipo nómada se adapta a aquellas personas que cambian con cierta frecuencia de localización y trabajan a distancia; es decir, son idóneos si hablamos de movilidad constante.
Por último, hay otros tipos de coworking que son ideados para un área concreta de negocio o actividad; por ejemplo, los sociales, para fomentar proyectos que beneficien a una comunidad o al planeta; los dirigidos a artistas, con lugares habilitados para llevar a cabo talleres, etc.