“Siento una especial emoción al dirigirme en esta ocasión a vosotros con motivo de nuestra Junta General”.
El 4 de Mayo de 1957, el Presidente y Consejero Delegado del Santander, Emilio Botín Sanz de Sautuola y López, empezaba así su informe a los accionistas.
Hoy siento esa especial emoción al presentaros el Espacio Pereda.
Un espacio abierto a todos y a la ciudad. Un gran centro público de cultura, arte, innovación y tecnología, ocio y emprendimiento que dentro de tres años se convertirá en un punto de encuentro para Cantabria, los santanderinos y para los más de seis millones de turistas nacionales y extranjeros que visitan nuestra ciudad cada año.
Nos permitirá ayudar a nuestros clientes, personas y empresas, a progresar, que es la misión que siempre ha tenido este banco desde que se fundó en 1857.
La gran colección de arte que traemos aquí, como sabéis, es una de las más importantes de Europa, un maravilloso legado histórico y artístico, compuesto por más de un millar de obras de grandes maestros de todos los tiempos: desde Rubens o El Greco a Picasso, Chillida, Sorolla o Miró.
La instalación contará con tres pisos dedicados a exposiciones de arte, un piso con una zona multimedia que estoy segura de que os sorprenderá, un auditorio multiuso con espacio para 150 personas y una terraza/mirador de unos 1.000 m2 de superficie para compartir nuestras privilegiadas y espectaculares vistas de la bahía.
¿Cómo vamos a hacer realidad esta visión y estos grandes objetivos que tenemos? Pues bien, lo vamos a hacer de la mano de un gran arquitecto, a quien quiero agradecer su labor. Siento que no estés aquí hoy, David, que estás colaborando de manera muy especial con todos los ciudadanos de la ciudad de Santander. También quiero agradecer la comprensión que Antonio Cruz y Antonio Ortiz habéis tenido, y la que vais a tener durante el período de construcción durante los próximos dos años.
La inversión tanto en Pereda como en el edificio de Hernán Cortés supera los 85 millones de euros y refleja nuestro compromiso permanente con esta ciudad donde tenemos nuestras raíces. Somos un banco global con intereses multinacionales, sí, pero plenamente conscientes del impacto local de nuestra marca y actividad.
Al margen del valor sociocultural de la propuesta, vamos a contar con empresas cántabras para la ejecución de un proyecto con efecto tractor sobre la actividad económica y el empleo en estos momentos de incertidumbre, tratando de apoyar el crecimiento sostenible en la ciudad y la región. Aunque estamos en el inicio de las obras, ya hemos contratado servicios con empresas locales por valor de 1,5 millones de euros.
Teniendo en cuenta la inversión directa, los efectos indirectos (proveedores y servicios) y los inducidos (aumento de empleo, renta y consumo), el proyecto aumentará la producción de la región y generará casi 2.000 empleos directos e indirectos durante los tres años de ejecución.
Esperamos que el edificio Pereda esté abierto al público en el cuarto trimestre de 2023, momento en el que comenzarán las exposiciones, tanto de la Colección de Arte del Banco, como de otras muestras temporales que pretendemos ofrecer a la ciudad.
Haremos todo lo posible para colaborar y contrastar opiniones con vosotros y con las autoridades. Gracias tanto la ciudad -alcaldesa-, como a la Comunidad Autónoma,-Miguel Ángel- por vuestro apoyo desde el principio a este proyecto. Los proyectos innovadores siempre generan diferentes opiniones y hemos conseguido algo que creo y espero va a funcionar para todos.
Un espacio de cultura y desarrollo
Hace unos días leyendo a Amartya Sen, el premio Nobel de Economía de 1988, me encontré con una idea a la que yo llevaba tiempo dándole vueltas.
Amartya se preguntaba, “¿qué tienen que ver el mundo de la banca y el mundo de la cultura? ¿Por qué la cultura le puede interesar a un banco?“
Amartya apuntaba, y yo estoy totalmente de acuerdo con él, que la respuesta a esas preguntas es muy sencilla: la cultura es esencial para el desarrollo.
Dejadme que os explique por qué en muy pocas palabras.
La Cultura son nuestras creencias, nuestros valores, nuestras sensibilidades. Todo aquello que conforma nuestra personalidad. Y eso, aparentemente tan simple, es lo que hace que la cultura sea parte esencial de nuestra existencia.
Por otra parte, el objetivo último del desarrollo es permitirnos prosperar, mejorar nuestras oportunidades de acceso a bienes y conocimiento, esto es, nuestras condiciones de vida.
Cultura y desarrollo comparten un mismo objetivo: hacer posible que nuestras sociedades sean más estables y sus ciudadanos más felices.
Ambas son razones de peso a la hora de explicar por qué estamos convencidos de que Banco Santander no puede ignorar el mundo de la cultura. Hay algunas otras.
Por ejemplo, a ninguno se nos oculta que los cambios económicos, sociales, y tecnológicos, acelerados por la pandemia, modifican – a menudo positivamente, en ocasiones negativamente– el acceso y contenido de nuestras manifestaciones y productos culturales.
Netflix y Spotify son solo dos ejemplos. Ambos cambiaron el mundo del cine y de la música.
A un banco eso le importa, aunque sólo sea porque en una época de cambio acelerado nuestra primera responsabilidad es anticipar historias de éxito y fracaso y hacer todo lo posible para cumplir con nuestra misión: apoyar el progreso de nuestros clientes y hacerlo de forma responsable, considerando los intereses de empleados, clientes, accionistas y la sociedad. También a los ciudadanos, a los padres: ¿Qué educación y preparación damos a nuestros hijos?
¿Cómo seguimos preparando a los de 40 o 50 para lo que ya está aquí?
La relación entre desarrollo y cultura no es una calle de sentido único. También funciona a contramano: nuestras creencias y valores modelan nuestro comportamiento y, por tanto, explican la forma en la que tomamos decisiones.
El espacio Pereda aspira a estar en esta relación entre desarrollo y cultura en el sentido amplio.
El gran reto de nuestra sociedad es lograr ese desarrollo inclusivo y sostenible, que incluye algunas de esas palabras que os acabo de mencionar: innovación y emprendimiento, algunas de las ideas del desarrollo inclusivo… y todas ellas dependen de nuestros valores y creencias.
Cultura y desarrollo están íntimamente ligados. Tanto en su objetivo –mejorarnos como personas– como porque cada uno de ellos es el medio para lograr el otro y viceversa.
En el espacio Pereda buscamos unir cultura y desarrollo, arte y tecnología. Este será un lugar para la innovación. Y también un lugar para el encuentro. Un espacio abierto a la ciudad de Santander y a Cantabria. Una forma de aunar –a nuestra manera– cultura y banca.
Yuval Noah Harari –un joven y muy brillante historiador–, en su best-seller Sapiens, observa que el único rasgo realmente singular de nuestra especie es la capacidad de construir relatos. El resto de las especies usan sus sistemas de comunicación para describir la realidad. El espacio Pereda será también nuestro relato, el relato de banco Santander.
Un relato con 164 años de historia que aspira a seguir 100 años más.
Pereda será un espacio que nos va a relacionar y conectar con el mundo, y también con el mundo Santander.
Y aquí debo volver a citar a Emilio Botín Sanz de Sautuola y López, cuando en ese discurso de 1957 terminaba así: “El Santander seguirá contribuyendo en destacada medida a la prosperidad de la Montaña y de España”. Solo me queda añadir “Y a la prosperidad de todos aquellos países en Europa, las Américas, donde hoy estamos presentes”.
Os agradezco mucho que nos hayáis acompañado en este acto. Muchas gracias.
Ana Botín
Presidenta ejecutiva