Si algo nos ha enseñado la grafología es que nuestra escritura dice mucho de cómo somos, delata aspectos de nuestra personalidad e incluso de nuestras emociones. Así es cómo funciona para las personas, pero no es muy diferente para las marcas, ya que estas tienen una personalidad propia y un carácter que las hace únicas. 


Las marcas tienen como objetivo conectar con las audiencias y su tipografía es clave para conseguirlo de forma más o menos eficaz. En Santander, como parte de la evolución de nuestra marca, creamos una tipografía propia que nos permitiera precisamente eso, conectar mejor con las personas. 

Así fue como nació nuestra nueva tipografía

En 2018, nos planteamos un objetivo claro: queríamos reflejar la transformación cultural y digital que toda la compañía estaba experimentando y decidimos trasladarlo también a nuestra marca. Por eso, llevamos a cabo un proceso de rebranding en el que participaron todos los países del Grupo. Durante más de año y medio estuvimos trabajando en la evolución del logo, en el tono de voz y, también, en nuestra tipografía. Así, el diseño de nuestro wordmark evolucionó, además del símbolo de la llama y la tipografía. Una evolución natural para transmitir nuestra cultura y la forma en la que hacemos las cosas: Sencilla, Personal y Justa. 

En abril de 2019 presentamos nuestra nueva tipografía Santander Font, creada de la mano del estudio internacional Monotype. Una tipografía fresca, elegante y honesta, cuidadosamente diseñada para hacer frente a todos los retos del futuro, pero también más flexible y digital, para adaptarse con facilidad y naturalidad tanto a los entornos físicos como a los digitales. 

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