Si crees que ha llegado la hora de pasarte a la banca digital para hacer uso de sus productos y servicios financieros mediante el móvil, la tablet o el ordenador, te ofrecemos una serie de consejos prácticos para que esta transición sea lo más natural y sencilla posible.


La transformación digital personal e individualizada es el proceso mediante el cual decidimos realizar nuestros procesos bancarios a través de herramientas tecnológicas, en este caso, una página web o una aplicación, a la vez que reducimos las visitas físicas al cajero o a la sucursal bancaria.

¿Por dónde empezamos? Para llevarla a cabo, debemos ser conscientes de que se trata de un cambio constante, no tiene un final; la tecnología progresa a gran velocidad y siempre habrá un último avance que nos permita subirnos al tren de la innovación y que ponga a nuestra disposición nuevos productos o servicios digitales.

Adaptarnos a nuevas herramientas y plataformas será un proceso de aprendizaje en el que es clave estar abiertos a adquirir nuevos conocimientos. A la larga, nos hará estar orgullosos de nuestra propia capacidad de autogestión y adaptación. Debemos comenzar con pequeños cambios para ir adaptándonos a la nueva situación poco a poco.

En primer lugar, tenemos que echar un vistazo a qué plataforma digital se amolda mejor a nuestras circunstancias y necesidades. Una vez las hayamos analizado, podremos elegir cuál nos gusta más y nos resulta más atractiva. Lo mismo sucede con el soporte que vayamos a utilizar. Hay multitud de opciones: ¿Página web o aplicación? ¿Móvil inteligente o tablet? ¿Qué vía prefiero para hablar con mi gestor? ¿Quiero seguir realizando algunas gestiones en la oficina bancaria?

Una vez hayamos decidido cómo queremos hacerlo, es hora de ponernos en contacto con nuestra entidad para activar nuestra banca online y obtener una clave de acceso. Cuando tengamos nuestra banca online operativa, podremos ver todo el menú a nuestro alcance e iniciarnos en las transacciones digitales. Será el momento de aprender cómo realizar pequeños movimientos como pagos o transferencias. En el momento en el que estemos familiarizados con el entorno, podemos avanzar en otras tareas más complejas.

La seguridad debe acompañarnos siempre durante todo el proceso. Para ello, es importante conectarnos a Internet mediante un navegador de confianza, y sitios webs seguros. No olvide verificar la dirección del sitio web por el que navega: tiene que empezar por HTTPS. Los sitios que empiezan por HTTP no son seguros y cualquier información enviada puede ser interceptada fácilmente.

También hay que prestar atención a las contraseñas, las aplicaciones que usamos, y la protección de nuestro teléfono móvil y de nuestra tarjeta bancaria. Para ello, puede resultar muy útil registrarse para recibir mensajes de alerta sobre las transacciones de pago: ayudan a mantener un seguimiento de todas las actividades que se realizan con la tarjeta de débito/crédito. En caso de cualquier actividad sospechosa, se  notifica inmediatamente y podremos ponernos entonces en contacto con nuestra entidad bancaria.

Te puede interesar