Reforma del marco regulatorio de los “intermediarios financieros no bancarios”
En el prólogo del último informe trimestral del Banco Internacional de Pagos (BIS por sus siglas en inglés), de diciembre de 2021, Agustín Carsten (Director General del BIS) reclama ajustes fundamentales en el marco regulatorio de los “intermediarios financieros no bancarios” (IFNB), también conocidos como “banca en la sombra”. Es necesario abordar mejor sus vulnerabilidades estructurales, que pueden socavar la estabilidad financiera, y, en concreto, los desajustes de liquidez y elevado endeudamiento.
Principales conclusiones del prólogo de Agustín Carsten:
“Cuando las cosas van mal, los IFNB pueden desencadenar o amplificar las tensiones del mercado”: los IFNB (fondos de inversión, instituciones crediticias especializadas, agentes de bolsa, vehículos de titulización…) han aumentado su peso en el sistema financiero desde la Gran Crisis Financiera, lo que hace que el sistema financiero sea más eficiente pero también más inestable, pudiendo afectar a la estabilidad financiera. Los IFNB pueden ser procíclicos como sector, como sucedió en marzo de 2020 cuando se retiraron en masa de los mercados, evaporando la liquidez y paralizando los mercados. Estas dinámicas perversas se fortalecen debido a algunas características de los IFNB:
El recurso a la liquidez de los bancos centrales no debería ser el único medio de cubrir las brechas de liquidez y apalancamiento provocadas por los IFNB. La expectativa de tal asistencia crea un riesgo moral y distorsiona los precios de los activos, lo que lleva a una mala asignación de recursos. Además, presenta desafíos de implementación y salida y efectos secundarios.
Se necesita un enfoque sistémico para regular a los “intermediarios financieros no bancarios”. Según el informe, la respuesta del regulador debe requerir más y mejor información, que sirva de base para un seguimiento más sólido. También debe poder garantizar que los IFNB tengan suficiente capacidad de absorción de impactos según sus vulnerabilidades (liquidez y apalancamiento) y debe incluir una perspectiva de supervisión menos fragmentada y más consolidada.
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