El futuro de la Inteligencia Artificial en Europa
El ex Ministro de Ciencia y Tecnología de España y actual editor de la revista Política Exterior, Josep Piqué, publica un artículo en esa misma revista analizando el papel de la Unión Europea en la revolución que supone la Inteligencia Artificial, liderada por EE.UU. y China. La clave para no quedarse atrás es utilizar la influencia de Europa como “regulador indiscutible” que refleje los valores europeos en la protección de datos o los “abusos” monopolísticos por parte de las grandes tecnológicas.
A pesar de la ausencia de grandes empresas tecnológicas o de un Silicon Valley o Shenzen donde atraer generación de talento y negocio en Europa, Josep Piqué considera que esto “no implica necesariamente quedar fuera de juego” en Inteligencia Artificial, especialmente si tenemos en cuenta los siguientes factores:
- Interesante mercado potencial. La UE tiene 450 millones de personas, con un PIB similar al de EEUU y cuenta con sectores que son líderes a nivel mundial y claves para el desarrollo digital. Entre estos sectores están la automoción, las infraestructuras (telecomunicaciones, energía, agua), el comercio y turismo o la banca y las finanzas.
- Influencia como regulador e impulsor de valores europeos. La construcción de este potente mercado “nos sirve de palanca para otra posibilidad, ya testada, de ser un actor indispensable para definir normas, reglas y criterios éticos.” El papel de la UE como regulador da la oportunidad de reflejar los valores europeos “sobre los límites en las aplicaciones de la IA y en la utilización de datos, paliando riesgos de utilización sesgada e interesada por parte de los poderes públicos”. En este sentido, Piqué pone de ejemplo el Reglamento de Protección de Datos (GDPR) y también considera que la actual propuesta de la Comisión Europea para una Regulación de la Inteligencia Artificial va “en la buena dirección”, aunque por ahora sean “solo guías que necesitan mayor concreción”.
- Estrategia Industrial Europea en el plan de recuperación, basada en la transición ecológica y digital. Este plan requerirá de grandes inversiones y relocalizaciones en territorio europeo de actividades donde Europa depende ahora del exterior (energía, automóvil y movilidad sostenible) pero “no se puede descuidar la necesidad de invertir en I+D+i, y en las nuevas tecnologías digitales, incluyendo los desarrollos de la IA”.
- Reputación de las grandes tecnológicas. La llegada de Biden puede ser un “revulsivo” en este aspecto. El debate sobre la acumulación de poder por parte de las grandes tecnológicas empieza a extenderse rápidamente en EE.UU. junto a la preocupación por “su escaso compromiso fiscal, que ya no es exclusivo de Europa”.