Credibilidad de las finanzas públicas
El Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó su informe “Fiscal Monitor” de octubre en el que señala cómo los gobiernos se encuentran en un difícil equilibrio de política fiscal, ya que al mismo tiempo que deberían priorizar la protección de los grupos vulnerables con medidas específicas, deben mantener una disciplina fiscal que ayude a reducir la inflación, en un contexto donde los hogares luchan contra los elevados precios de los alimentos y la energía, aumentando el riesgo de inestabilidad social.
Conclusiones principales del informe del FMI:
- Creciente presión sobre los presupuestos públicos: En 2021 y 2022, los déficits fiscales se han reducido drásticamente en las economías avanzadas y de países emergentes, pero siguen estando en un nivel por encima de los niveles previos a la pandemia. La deuda pública global sigue una tendencia similar y, según el FMI, se prevé que alcance el 91% del PIB mundial en 2022, lo que supone 7,5 puntos porcentuales por encima de los niveles previos a la pandemia, y ello a pesar de la reciente reducción de esta ratio en muchos países. La inflación ha contribuido positivamente a reducir los déficits públicos y los coeficientes de deuda pública, pero, de cara al futuro, el peso de los gastos por intereses sobre el PIB aumentará en los próximos años, incluso aunque la deuda se estabilice.
- La política fiscal debe ajustarse a medida que los gobiernos dispongan de presupuestos cada vez más ajustados: Los países han implementado medidas de apoyo público, que incluyen subsidios de precios, recortes de impuestos y transferencias de efectivo para ayudar a los hogares. Según estimaciones del FMI, en la mayoría de los países, las medidas anunciadas cuestan más del 0,5% del PIB, lo que refleja en parte una falta de discriminación en favor de los más vulnerables. Definir un plan fiscal a medio plazo en el mundo post-pandemia es crucial. Es necesario reducir los déficits públicos, lo que requerirá elegir gastos prioritarios, para ayudar a abordar la inflación y reducir las vulnerabilidades de la deuda pública asegurando su sostenibilidad. Los planes de consolidación fiscal son menos disruptivos que un retroceso fiscal abrupto provocado por la pérdida de confianza del mercado.
- Las principales prioridades son garantizar que todos tengan acceso a alimentos asequibles y proteger a los hogares de bajos ingresos del aumento de la inflación. Los intentos de limitar el incremento de los precios a través de controles de precios, subsidios o recortes de impuestos tienen un coste relevante en el presupuesto y, en última instancia, son ineficaces para frenar la inflación. Los gobiernos deberían permitir que los precios se ajusten por la interacción entre la oferta y la demanda, proporcionando al mismo tiempo ayudas temporales a los más vulnerables. El FMI recomienda complementar las medidas nacionales con una mayor cooperación global que fomente la resiliencia.