Rodolfo Hernández Sada

22/07/2024
Christiana Riley
Responsable Regional de Norteamérica

Estados Unidos y México se están beneficiando de la relocalización de empresas, como parte de la revolución nearshoring, pero Christiana Riley, Responsable Regional para Norteamérica, cree que los beneficios económicos pueden potenciar a muchos países de América Latina.

Hubo un punto de inflexión a mediados de 2023 cuando México superó a China como el principal socio comercial de los Estados Unidos. A veces, los pequeños momentos suponen un cambio importante o una pista de que algo ha cambiado de forma radical y este fue uno de ellos.

Desde entonces, el comercio entre EE. UU. y México se ha disparado. Un aluvión de coches, camiones y televisores fabricados en México han cruzado la frontera, mientras que miles de millones de dólares de inversión empresarial han fluido hacia el otro lado. Los fabricantes estadounidenses buscan a establecer la capacidad de producción más cerca de casa para protegerse de las tensiones geopolíticas en Asia.

En 2023

México se convirtió en el principal socio comercial de Estados Unidos

En 2023

México se convirtió en el principal socio comercial de Estados Unidos

En la actualidad, EE. UU. representa cerca del 40% de toda la inversión extranjera directa en México, y sigue creciendo en más de un 20% anual. Asimismo, el año pasado las exportaciones mexicanas a su vecino del norte se valoraron en 475,2 mil millones de dólares.

Aunque la mayor parte de la inversión estadounidense se ha concentrado en los estados mexicanos del norte y del oeste, donde se encuentran la mayoría de las plantas de fabricación y montaje, el impacto se ha extendido por todo el país. Esto contribuye de forma significativa a impulsar la economía y a generar más prosperidad entre la población mexicana.

Hay cierta tensión en las relaciones políticas entre los países vecinos, especialmente en lo que se refiere a la inmigración y el narcotráfico. Aunque, en ocasiones, la retórica pretenda sugerir lo contrario, no cabe duda de que esta nueva era de cooperación económica transfronteriza satisface los intereses de ambas partes.

En 2023
$ 475,2 mm

exportaciones mexicanas a EE. UU.

En 2023
$ 475,2 mm

exportaciones mexicanas a EE. UU.

Revisión del T-MEC

El Tratado entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC) ha sido fundamental para reducir las barreras comerciales. Su revisión está prevista para 2026. El acuerdo comercial es un tema complejo, y se prevé que sus términos generarán algo de ruido político. No obstante, dado los intereses compartidos que tienen los países, la sensación general implica que cualquier cuestión complicada puede resolverse independientemente de quién lidere la revisión comercial en ese momento.

Como no puede ser de otra manera, hay riesgos internos que podrían descarrilar a otras partes de las economías de Estados Unidos y México, no solo al nearshoring.

La nueva Administración mexicana, que asumirá el mando en octubre, llega en un momento em el que la economía está en riesgo de sobrecalentarse debido al aumento del gasto público. Deberá garantizar la independencia del banco central en materia de política monetaria y la prudencia del ministerio de finanzas en materia de política fiscal.

En conversaciones con consejeros delegados y gestores de fondos en ambos países, es evidente que la confianza se he visto afectada por el aumento del déficit fiscal en 2024. Sin embargo, la presidenta electa se ha comprometido a reducir el déficit a partir de 2025.  México no quiere arriesgar la posición conquistada en los mercados globales de capitales.

La confianza del mercado también es el gran desafío en la capital estadounidense. Las elecciones de noviembre y la composición del nuevo Congreso determinarán si los inversores estarán nerviosos cada pocos meses a la espera de ver si EE. UU. va a romper el techo de la deuda del gobierno federal y afrontar una situación de impago.

EE. UU. también mira más al sur

Más allá de México, existe una oportunidad de nearshoring más amplia que podría llevar los beneficios al resto de América Latina. La dinámica de de-risking (reducción de riesgos) que atrae a las empresas estadounidenses a establecer operaciones más cerca de su país debería, en teoría, convertir a Brasil, Chile y Argentina en opciones atractivas.

Entre ellos, estos países relevantes de América del Sur tienen abundantes recursos energéticos, sectores agrícolas vibrantes y acceso a grandes depósitos no explotados de minerales escasos, como el litio y el cobalto, que son materias primas esenciales tanto para la industria pesada como para el sector tecnológico. Las empresas, tanto en EE. UU. como en México, necesitarán bienes e insumos intermedios que provienen de estos países para sus procesos de producción.

Asimismo, estos países cuentan con una mano de obra sofisticada y económicamente competitiva y existen muchos acuerdos de libre comercio. Su proximidad a Estados Unidos significa que no habría ningún problema relevante para trasladar la producción allí, mientras que están lo suficientemente lejos como para clasificarse como riesgo relativamente bajo en lo que se refiere a la interrupción de suministro por desastres naturales o provocados por el ser humano.

Mientras que Brasil, Chile y Argentina cuentan con un dinamismo económico particular, están detrás de México en el desarrollo de la infraestructura que convencería a las multinacionales a realizar inversiones significativas, como las carreteras, fábricas, puertos y un suministro seguro de energía.

En México queda mucho por hacer en términos de calidad y extensión de acceso a la educación, algo que el gobierno ha reconocido. Está priorizando la necesidad de mejorar las habilidades en codificación digital, inteligencia artificial y otras técnicas modernas de fabricación.

El gobierno mexicano se ha planteado un gran reto al preguntar qué se necesitaría para establecer un sector tecnológico de clase mundial y capaz de convencer a que un fabricante de chips construya una planta relevante en México.

Santander, en América Latina

Somos uno de los actores tecnológicos más grandes de México, con alrededor de 5.000 empleados en nuestro centro de desarrollo de tecnología y operaciones en Querétaro, y estamos tratando de crear un ciclo virtuoso a largo plazo en toda América Latina en lugares que han tenido dificultades para encontrar los recursos para invertir en educación y upskilling.

También ayudamos de forma muy activa a las empresas tanto del norte como del sur a identificar y financiar oportunidades. En México, somos el líder en banca corporativa y de inversión, y la segunda plataforma comercial y minorista más grande, contando con una sólida red de apoyo a las pequeñas y medianas empresas (pymes). Dedicamos mucho tiempo a dar apoyo a las empresas estadounidenses que buscan socios para crear cadenas de suministro fuertes.

Para las pymes de EE. UU., el nearshoring es un territorio desconocido, valoran nuestra capacidad para evaluar los riesgos con precisión al financiar la expansión internacional o al trasladar sus operaciones desde otras regiones.

Las preguntas que se están haciendo los gobiernos y líderes empresariales latinoamericanos sobre cómo modernizar y reposicionar sus economías son las mismas que se hicieron Corea del Sur, China y Vietnam hace 30 años.

Las respuestas de estos últimos transformaron Asia Oriental en un centro global de fabricación que ha dominado los sectores de los teléfonos inteligentes y los automóviles, entre otros. Ese es el premio potencial que el nearshoring ya le ofrece a América Latina.